lunes, 30 de julio de 2012

EN AUMENTO DE LA JUSTICIA CONTRA MALHECHORES

Hace aproximadamente dos meses he cumplido 25 años como abogado en ejercicio. En mi caso puede decirse que soy un abogado vocacional. Estudié derecho porque quería ser abogado y cuando acabé la carrera no dudé un minuto en dirigir mis esfuerzos hacia el ejercicio de la profesión; no llegué ni a plantearme ninguna otra alternativa. 

Como abogado comencé a ejercer cuando la administración de justicia no tenía prácticamente medios, y he visto como los esfuerzos del Gobierno Vasco han mejorado de forma clarísima la situación de la justicia en Euskadi. Sigue habiendo muchos problemas, pero se deben fundamentalmente a unas leyes mejorables y a la insuficiencia de jueces y juzgados para dar respuesta a las necesidades que la sociedad de un país moderno como Euskadi requiere. Basta con acudir a cualquier juzgado de Castilla o de Madrid para comprobar lo que en Euskadi hemos avanzado en medios materiales al servicio de la administración de justicia. Nuestros Palacios de Justicia son propios del siglo XXI y la informatización nos permite una gestión ágil del los procedimientos. Falta mucho por lograr, fundamentalmente un Consejo Vasco del Poder Judicial que nos permita tener nuestros propios jueces, enraizados en nuestra tierra y que conozcan nuestra realidad social, pero es indudable que se ha avanzado mucho en los últimos años.



La mejora de la administración de justicia en Euskadi se ha debido fundamentalmente al esfuerzo del Gobierno Vasco durante los gobiernos del Partido Nacionalista Vasco, aún cuando la cartera de justicia correspondiera a un Consejero de otro partido.

En ese esfuerzo han tenido un papel destacado personas como Inmaculada de Miguel. Por eso cuando en febrero de este año el gobierno de Patxi López lanzó un despiadado ataque contra ella lo entendí, creo que no podía hacerse de otro modo, como un intento de deslegitimar todo aquello que los gobiernos del Partido Nacionalista Vasco habían mejorado la justicia. La propia vicelehendakari Idoia Mendía habló de un fraude de 23 millones de euros. Gravísimas acusaciones que han quedado en nada. Durante meses se ha atacado la honorabilidad de Inmaculada de Miguel, del Consejero Azkarraga y de todo el gobierno de Juan José Ibarretxe de forma gratuita e injustificada, con el único fin de sacar un rédito político.

Demostrado que no existía irregularidad alguna, Idoia Mendía mantiene que hizo lo correcto al lanzar sus falsas acusaciones contra Inmaculada de Miguel. Es una reacción propia de quien actúa desde la soberbia, de quien está dispuesta a poner en duda la honorabilidad las personas y de las instituciones con tal de sacar un mínimo rédito político.

No voy a pedir la dimisión de Idoia Mendía, me parece innecesario. A Idoia Mendía, y a todo el gobierno del que forma parte, la van a hacer dimitir los ciudadanos vascos en las próximas elecciones. Unos ciudadanos hartos de un gobierno al que Euskadi le ha importado muy poco, que no se han parado ante nada ni ante nadie con tal de lograr lo único que pretendían cuando llegaron al poder: mantenerse en sus cargos el máximo tiempo posible. 

Hace unas semanas me encontré con Inmaculada de Miguel. Estaba tranquila, pero deseaba que todo acabase cuanto antes. Era incapaz de explicarse los motivos por los que el Partido Socialista había decidido lanzar acusaciones tan graves como falsas contra ella. La respuesta era bien sencilla, solo se trataba de manchar a quien había contribuido a mejorar nuestra justicia, solo se trataba de poner en tela de juicio la gestión del gobierno Ibarretxe.

Ahora Idoia Mendía dice que actuó correctamente. No hay ni un atisbo de autocrítica en ella. No le ha importado poner en tela de juicio ni la credibilidad de las instituciones ni la honorabilidad de las personas. No merece la pena exigir su dimisión, porque no va a dimitir y serán los ciudadanos quienes le apartarán de su puesto en las próximas elecciones, pero tampoco hay que olvidar lo que este gobierno ha sido capaz de hacer con el único objetivo de perpetuarse en el poder.

 El escudo de Araba reza "en aumento de la justicia contra malhechores". En este caso está claro quienes han actuado en defensa de la justicia y quienes han actuado como verdaderos malhechores.



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